La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades. También denominada «trastorno depresivo mayor» o «depresión clínica», afecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Es posible que tengas dificultades para realizar las actividades cotidianas y que, a veces, sientas que no vale la pena vivir. Pero NO ESTAS SOLA!!!!!
Hay mucha gente que aprecia tu sonrisa, tu humor o tu presencia. De verdad. Es solo que la gente no lo dice por pena o por algo.(ese algo es de ellos no tuyo) Pero hay MUCHAS personas que piensan en ti todos los dias. Tu mama penso en ti aunque no lo dijo. Tu maestro penso en ti (de buena forma). Hasta tu perro o gato penso en ti. Y lo mas importante!!!!!!! TU pensaste en ti. Eso es lo que cuenta. Tu te diste un valor al pensar en ti. Ocupaste algunos segundos de ese ruido para pensar en ti. Algunas cosas te causaron tristeza pero MUCHAS otras te hicieron sorrier. Sigue pensando en ti y sonriendo. La vida es realmente maravillosa.
La depresión es un problema serio de salud que puede afectar a personas de todas las edades, incluyendo a niños y adolescentes. Generalmente se define como una experiencia en la que persiste una disposición de ánimo triste o irritable, así como también anhedonia, una pérdida de la habilidad de experimentar placer en casi todas las actividades. Incluye también una gama de otros síntomas, como cambio en el apetito, trastornos en los patrones de sueño, nivel de actividad incrementada o disminuida, poca atención y concentración, y sentimientos marcados de poca autoestima.
El trastorno depresivo mayor, frecuentemente llamado depresión clínica, es más que solamente sentirse triste o tener un mal día. Es diferente de los sentimientos normales de pena que generalmente son causados por una pérdida importante, como una muerte en la familia. Es una forma de enfermedad mental que afecta a la persona completamente. Cambia la manera en que la persona siente, piensa y actúa, y no es una debilidad personal o un defecto de carácter. Los niños y los jóvenes con depresión no pueden simplemente salir de ella por sus propios medios. Si se deja sin tratar, la depresión puede ocasionar el fracaso escolar, desórdenes de conducta y delincuencia, anorexia y bulimia, fobia a la escuela, ataques de pánico, abuso de drogas y sustancias químicas, e incluso el suicidio.
La investigación indica que, en el transcurso de la vida, la depresión comienza en la actualidad más temprano que en décadas pasadas, y frecuentemente coexiste con otros problemas de salud mental como ansiedad crónica y trastornos de comportamiento destructivo. Los investigadores de la Universidad de Oregon calculan que el 28% de todos los adolescentes (entre las edades de 13 y 19 años) experimentarán por lo menos un episodio depresivo mayor, con una tasa estimada del 3 al 7% entre las edades de 13 a 15 años, y aproximadamente de 1 a 2% en los niños menores de 13 años de edad (ver Seely, Rohde, Lewinsohn, & Clarke, 2002, en la sección de “Recursos”, al final de esta guía). En el año 2001, el suicidio fue la tercera causa más importante de muerte en las personas entre los 15 y 24 años de edad (ver la Hoja de Datos del Instituto Nacional de Salud Mental en “Recursos”). Hasta el 7% de los adolescentes que desarrollan un trastorno depresivo mayor pueden eventualmente llegar al suicidio.
Los niños y adolescentes que están bajo estrés, que han experimentado una pérdida importante o que tienen trastornos de atención, de aprendizaje o de conducta, tienen un riesgo mayor de desarrollar depresión clínica. En cuanto a la vulnerabilidad a la depresión, no hay diferencia entre sexos durante la niñez. Pero durante la adolescencia, las niñas desarrollan trastornos depresivos el doble de veces que los niños. Los niños que sufren de depresión mayor probablemente tuvieron una historia familiar del trastorno, y frecuentemente un padre o madre que también experimentó depresión a una edad temprana. Los adolescentes deprimidos tienen también posibilidades de tener parientes que hayan experimentado depresión, a pesar de que la correlación no es tan alta como lo es para los niños menores.
Otros factores de riesgo de depresión para niños y adolescentes incluyen episodios depresivos previos, trastornos de ansiedad, conflicto familiar, incertidumbre con respecto a su orientación sexual, pobre rendimiento académico, trastornos de abuso de drogas y sustancias químicas, pérdida de uno de los padres o de un ser querido, rompimiento de una relación romántica, enfermedades crónicas como la diabetes, el abuso o abandono, y otros traumas, incluyendo desastres naturales.
Las características de la depresión que generalmente se presentan en niños, adolescentes y adultos incluyen:
Características de la depresión durante la niñez. La manera en que los síntomas se expresan varía de acuerdo al nivel de desarrollo del niño o niña. Los síntomas asociados con la depresión que son más comunes en niños y en adolescentes que en adultos, incluyen:
Evaluación diagnóstica. La buena noticia es que la depresión es tratable. Prácticamente se puede ayudar a todas las personas que reciben intervención apropiada y a tiempo. El diagnóstico temprano y el tratamiento apropiado son esenciales para los niños deprimidos y para los adolescentes. Los niños que exhiben signos de depresión clínica deben ser referidos a y evaluados por un profesional de la salud mental cuya especialidad sea tratar a niños y adolescentes. Una evaluación diagnóstica completa puede incluir un examen físico, pruebas de laboratorio, entrevistas con el niño y sus padres, observaciones de comportamiento, pruebas psicológicas y consultas con otros profesionales.
Tratamiento de la depresión. Un plan de tratamiento completo frecuentemente implica educar al niño o niña, o al adolescente y su familia sobre la enfermedad, asesoramiento o psicoterapia, evaluación constante y monitoreo, y en algunos casos, medicamentos psiquiátricos. En el mejor de los casos este plan se desarrolla con la familia, y cuando es posible, el niño o adolescente participa en las decisiones de su tratamiento. Es importante reconocer que las enfermedades en general, y los trastornos mentales en particular, tienen características evidentes diferentes y responden de manera diferente al tratamiento en varios grupos culturales. Por lo tanto, los enfoques de diagnóstico y tratamiento deben ser culturalmente sensitivos para ser efectivos.
Es importante que todos los adultos que están en contacto constante con niños y adolescentes, sepan reconocer las señales de peligro de la depresión. Si usted sospecha que un niño o niña pueda estar deprimido, asegúrese de que los padres o tutores estén informados. No dude en preguntar al niño o niña si ha pensado, intentado o planificado cometer suicidio. Usted no le estará dando al niño ideas nuevas, y puede salvar una vida al preguntar. Si éste admite sentirse suicida, quédese con él o ella, y obtenga ayuda profesional inmediatamente. El personal de la escuela también puede proporcionar apoyo importante conectando a las familias con la información y los servicios de referido o derivación a las agencias de la comunidad. Además, los padres, el personal de la escuela y otros adultos pueden jugar roles claves para monitorear la efectividad y ayudar a asegurar el cumplimiento de los planes de tratamiento.
Las escuelas pueden facilitar la prevención, identificación y tratamiento de la depresión en niños y adolescentes. Los estudiantes pasan mucho de su tiempo en las escuelas, donde son constantemente observados y evaluados, y entran en contacto con muchos profesionales especializados y con conocimientos. Las intervenciones efectivas deben incorporar la colaboración entre escuelas y comunidades para contrarrestar las condiciones que producen frustración, apatía, alienación y desesperación que mucha de nuestra juventud experimenta. La participación en programas como el Llamado a la Acción de 1999 del Cirujano General para la Prevención del Suicidio o el Programa Yellow Ribbon de Prevención del Suicidio y el Día Nacional de Detección de la Depresión (Programa SOS de Prevención del Suicidio en las Escuelas Secundarias) pueden mejorar bastante los esfuerzos de las escuelas para organizar programas de prevención e intervención para combatir la depresión. (Ver “Recursos” para obtener información sobre estos programas.) Algunos de los pasos más importantes que las escuelas deben tomar incluyen:
Había una vez una niña llamada Clara, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Clara era conocida por su cabello rizado y su risa contagiosa, pero un día, algo cambió. Se sintió triste sin saber por qué. No encontraba alegría en sus juegos, y sus amigos empezaron a preocuparse por ella.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Clara se encontró con un viejo árbol muy sabio que parecía hablarle.
"Hola, Clara. ¿Por qué estás tan triste?" - le preguntó el árbol, con voz profunda y calmada.
"No lo sé, Sr. Árbol. Antes jugaba y reía, pero ahora todo me parece gris".
"Quizás necesites un poco de aventura para volver a encontrar la alegría. ¿Te gustaría iniciar un viaje?"
"¿Un viaje?" - preguntó Clara, sorprendida. "Sí. Hay un lugar especial, lleno de colores y risas, que te podría ayudar"
Clara decidió embarcarse en esta aventura. El árbol le dio una brújula mágica que señalaba el camino hacia la felicidad. Mientras caminaba, Clara se encontró con varios amigos que también parecían desanimados.
"Hola, Clara. ¿A dónde vas?" - preguntó su amigo Tomás, que siempre fue inquieto.
"Voy a buscar la alegría. ¿Quieren acompañarme?"
"¡Sí!" - dijeron al unísono.
Los tres amigos siguieron la brújula y llegaron a un prado lleno de flores de colores. Todo parecía hermoso, pero aún así, Clara no sentía nada.
"Miren qué hermoso lugar y yo me siento igual de triste" - se lamentó.
"Quizás si jugamos un rato, te sientas mejor" - sugirió Lía, otra amiga de Clara.
Y así empezaron a jugar a las escondidas, riendo y corriendo entre las flores. Pero a medida que pasaba el tiempo, Clara no lograba sonreír del todo.
Cansados, decidieron descansar bajo un árbol frondoso.
"Clara, ¿qué es lo que te hace sentir así?" - le preguntó Tomás.
"No lo sé, chicos. Pero siento que perdí algo dentro de mí" - respondió Clara con tristeza.
De repente, un hadita apareció entre las ramas del árbol.
"Hola, pequeños. Soy Lila, la hadita de la alegría. ¿Qué les trae por aquí?"
Clara se animó un poco al ver a la hadita.
"Estamos buscando la alegría, pero no la encontramos. ¿Puedes ayudarnos?"
"Por supuesto. La alegría vive en cada uno de ustedes, solo que a veces se necesita un pequeño empujón. Permítanme hacerles un pequeño reto: cada uno de ustedes debe encontrar algo que los haga sonreír en este lugar".
Clara miró a su alrededor y se concentró. Vio a Tomás correr tras una mariposa, a Lía tratar de hacer rebotar un globo de aire con su naricita, y de pronto, algo dentro de ella empezó a despertar una chispa de felicidad. Decidió intentarlo también.
"Voy a intentar ver qué puedo encontrar" - exclamó Clara.
Caminó por el prado, observando cada detalle. Una flor era más colorida que otra, un sol brillante iluminaba todo y la risa de sus amigos resonaba como música. Se agachó, tocó las flores y también empezó a correr tras las mariposas como Tomás.
Cuando volvió a reunirse con sus amigos, Clara se sorprendió al notar que sonreía.
"¿Lo ven? ¡Pude encontrar mi risa!" - exclamó emocionada.
"¡Lo sabía!" - dijo Lila, la hadita. "La alegría estaba en ti, solo necesitabas buscar un poco más allá de lo que veías".
Así, Clara, Tomás y Lía jugaron todo el día entre risas y colores. Al final del día, Clara comprendió que a veces la alegría se oculta detrás de nuestras propias nubes, y que siempre es bueno buscarla junto a nuestros amigos.
Cuando regresaron al pueblo, Clara llevaba en su corazón una nueva lección: la alegría se encuentra en las pequeñas cosas, en ayudar a los demás, en reír y compartir momentos juntos. Desde entonces, nunca más se sintió triste, porque había aprendido que siempre había algo por lo que sonreír y que la risa es contagiosa.
Y así terminó el día en que Clara, la niña triste, se convirtió en Clara, la niña alegre.
FIN.
Que tienen en comun un cigarro y un hamster?
Los dos son inofensivos hasta que te los metes a la boca y les prendes fuego.
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